El implante dental es el mejor sustituto para remplazar un diente perdido o no erupcionado. Consiste en un pequeño tornillo de titanio que se coloca en el hueso, debajo de la encía, y que hace la función de raíz.
Los implantes tienen un porcentaje de éxito de entre el 80 y el 95% lo que los hace uno de los mejores tratamientos
Es el tratamiento ideal para remplazar una o más pizas en adultos y es uno de los tratamientos más demandados.
A diferencia de los puentes el implante remplaza solo las piezas perdidas, no es necesario limar las piezas de los lados y es una técnica más conservadora.
En pacientes edéntulos (sin dientes) se puede remplazar todas las piezas utilizando diferentes tipos de implantes y colocando una prótesis fija, mucho más cómoda y estable que las prótesis removibles. Una vez colocados los implantes nos aseguramos de que el hueso no se vaya perdiendo.
En algunos casos en los que es necesaria la extracción del diente, si no existe ningún tipo de infección, podemos colocar el implante en la misma visita. Con esto conseguimos reducir el tiempo de tratamiento y el número de visitas.
La colocación de los implantes es un procedimiento muy sencillo que se lleva a cabo bajo la anestesia local, la misma que se utiliza para hacer un empaste o una extracción.
Una vez colocado el paciente no sentirá dolor, es posible que note alguna molestia o un poco de hinchazón en la cara. Gracias a la medicación que le recetará el implantólogo en un par de días se sentirá como si nada.
Una vez colocado el o los implantes es necesario esperar un tiempo hasta poder colocar la corona.
El implante es solo el tornillo que hay bajo la encía. La corona es el diente, lo que vemos en boca y que tiene la forma del diente al que remplaza.
Es necesario esperar una vez colocado el implante para que el implante quede osteointegrado en el hueso. Es decir que quede fuerte, bien cogido y preparado para soportar las fuerzas de la masticación.
